Esto lo saque de la pagina del San Isidro Club, un club ejemplo y la persona que dice estas palabras es Catamarca Ocampo alguien que le cambio la cabeza al SIC, pero se la cambio desde el respeto, aca les pongo el texto.
Miguel Iglesias, tenía el espíritu forjado a fuerza de rugby, y sus enseñanzas siguen siendo invalorables. Como entrenador del Seleccionado de la URBA, al iniciar su labor mantuvo con los jugadores una charla, que alguien tuvo la idea de grabar. La difundimos, transcribiendola casi textual, con la idea de que su lectura les transmita a nuestros lectores, junto con el apasionamiento que trasunta cada una de las inflexiones de su voz, la espontaneidad y el enorme valor de sus conceptos. Fuente: Revista del San Isidro Club, Diciembre 1999.
Antes de pasar a la práctica activa del line-out, por la que vamos a empezar antes de pasar a la práctica de scrum, quería hacer dos o tres consideraciones que las vamos a volver a repetir, pero creo que es la base, lo fundamental, de lo que no hemos hablado mucho por el poco tiempo que tenemos para estar juntos.
Y es específicamente definir el espíritu que anima un juego de rugby: el espíritu del juego. Plata o no plata: es una historia antigua… y ahí están peleándose y no saben qué hacer. Pero lo que sí es una realidad, con plata o sin plata, es respetar el espíritu del juego.
Jamás van a escuchar de mí –y creo que de ninguno de los entrenadores de Buenos Aires, y supongo que no lo escucharán tampoco en su club- algo que vulnere la declamación del respeto y de la aceptación sin ningún tipo de restricciones sobre el espíritu del juego. Tanto como la parte reglamentaria –el cumplimiento del reglamento- a ultranza va a ser la transmisión del mensaje, a ultranza todo con respecto al respeto del reglamento.
Y el otro tema es el respeto al espíritu del juego. Y a eso me quiero referir en cuatro o cinco palabras, porque creo que son determinantes y fundamentales para nuestro propio valor como jugadores y como equipo de rugby. Respetar el espíritu del juego significa básicamente respetar el primer principio que tiene el juego del rugby. Y lo que ustedes me dirán es “Negro, ¿cómo podríamos definir el juego del rugby?”.
Lo primero que se me ocurre, sin discusión, que todo el mundo va a estar de acuerdo y que nadie puede oponer nada en contra, yo diría que el rugby es el juego del respeto, todo se respeta:
-Yo me respeto a mí mismo.
-Yo los respeto a ustedes.
-De la misma manera, yo les exijo respeto de ustedes hacia mí.
-Respeto entre ustedes mismos.
-Respeto al rival.
-Respeto al referee.
-Respeto al linesman.
-RESPETO… EL JUEGO DEL RUGBY ES EL JUEGO DEL RESPETO.
Digo esto así, y debemos remarcarlo, y yo me siento en la obligación como colaborador y entrenador de ustedes, de reafirmarlo, porque el forward está expuesto permanentemente a un juego de contacto terrible, tremendo, desgastante, doloroso, a veces injusto, otras veces no tan leal de parte de sus rivales, y puede provocar situaciones que son peligrosas para nosotros mismos, que vulnera no sólo el juego por la falta de respeto, sino que vulnera nuestros propios intereses, que es la falta de control del forward, el forward que es irritado, el forward intemperante, el forward que no soporta… entonces, la reafirmación del espíritu del juego, del respeto al reglamento y del respeto a todo, no es un arma reclamativa, es un arma determinante y fundamental para poder integrar un equipo de rugby.
Y ustedes me dirán “Y pero negro, hay muchas veces que no es así”… y yo les diré que tienen razón, pero también les puedo decir que hay muchos que honran el juego, en Argentina, en Buenos Aires, en Tucumán y afuera… hay muchos otros ejemplos que honran al juego, y a ésos tenemos que subordinarnos, no a los malos ejemplos: “Si me pegan, yo le pego, si me pisan yo lo piso”. Subordinarnos con humildad al espíritu del juego, lo cumpla el rival o no lo cumpla, es un problema mío, es algo que yo lo puedo hacer posible. Ganar o perder va a depender de un sinfín de factores que yo no puedo manejar, y ustedes tampoco. Lo que sí van a poder manejar porque depende exclusivamente de cada uno de ustedes, es el RESPETO, es ser LEALES.
Y eso es muy importante tenerlo en claro porque la intemperancia se vuelve como un bumerang, el forward que se enoja con otro forward, que se enoja con el referee, que se enoja con su propio compañero, distrae sin ninguna duda en el rugby moderno, alguna función deja de hacer y preocupa hondamente al resto de los jugadores. El apertura se siente atemorizado si lo ve pelear a Anthony con el segunda línea de Tucumán, y el medio-scrum se siente atemorizado, y el insider lo frena y se siente que hay algo que no está funcionando… y Angelillo se empieza a pelear con el otro hooker, y el pilar de San Cirano se pregunta “Acá qué está pasando”… el peor enemigo de un jugador de rugby, sobre todo de un forward, es su propia INTEMPERANCIA. ¿A qué límite? A ningún límite. RESPETO Y LEALTAD, pase lo que pase. ¿Con qué responde un equipo de rugby? Con RUGBY. ¿Con qué responde ante una falta de respeto? Con más respeto. ¿A qué responde con una deslealtad? Con un try, con un maul, cagándolo bien a tackles y tirándolo dos metros fuera de la cancha… de esa manera responde un equipo de rugby.
Entonces, ser leales con el espíritu del juego, a límites que no hay límite… Y ustedes me dirán: “Pero terminamos pasando como cobardes”… bueno, si ése es el precio que tenemos que pagar por jugar al rugby… hay que tenemos que pagar por jugar al rugby… hay que ver quién es más cobarde, porque fundamentalmente acá no estamos demostrando quién es más valiente, ni estamos demostrando quién es más fuerte, sino que estamos demostrando quién es el mejor equipo y que equipo tiene mayores posibilidades de ganar y vayamos a buscar eso. Si alguno quiere boxear, o quiere luchar o quiere pelear… bueno, está el rechazo del tercer tiempo, el no compartirlo con un tipo que es un maleducado, eso queda a cargo de cada uno de ustedes, que cumpla el respeto, que cumplan con el espíritu del juego. O citarse en el Luna Park, o en la Federación de Box a pelear, a boxear. O en una esquina a agarrarse a trompadas… ¡qué sé yo! Pero nunca, en nuestro ánimo, vulnerar el espíritu del rugby y la lealtad en el juego, por que no sólo no corresponde, porque el rugby es así, rechaza eso en cualquier lugar del mundo, sino que además, es un enemigo natural para nuestro propio espíritu.
La intemperancia de un forward es el enemigo en su propio equipo. Y el forward está expuesto a eso. A nadie le gusta que lo jodan, que lo escupan, que lo muerdan, que lo tackleen sin la pelota, que lo pateen en un maul, en un rock, que lo hombreen en un maul… a nadie le gusta.
Yo he sido forward y a mí me dolía, y me quebraron la rodilla… y de nada vale la vendetta, de nada vale la agresión, para lo único que sirve es para perder el orgullo de lo que significa ser un jugador de rugby. Y eso el forward lo tiene que tener absolutamente asumido. No es el más valiente ni el más fuerte… en qué? Por que no se trata ni de valentía ni de fortaleza. Hay que ver cuál es el mejor equipo, cuál es el pack que te hace sucumbir, que te humilla, por que te empuja en el scrum, por que te empuja en el maul y porque te arrasa en el ruck. Y el equipo que te mete más puntos del otro lado del ingoal. De eso se trata el juego del rugby. Pase lo que pase y juegue con quien juegue.
Debemos hacernos el firme propósito y tener el firme convencimiento liderados por su capitán y por su línea de forwards de no entrar en nada que vulnere ni el reglamento, ni el respeto, ni el espíritu de juego. ¿Por qué? Porque primero no corresponde, y segundo, se nos viene en contra como un bumerang. Cuando hay un canal irregular todo el equipo se cae. La respuesta: mayor agresividad, mayor potencia, mayor desesperación por hacerlos sucumbir, por someter al pack contrario. Ésa es la respuesta a la falta de respeto. ¿Cómo? Con un buen tackle, con mayor garra, con un gran silencio, con un try. Cuando te pegan una trompada, vos mirás al contrario y te decís “vamos 40 a 12. No tenés que pegarle a nadie. Mirá para allá, ¡40 a 12 vamos!”. De eso se trata.
Y yo les pido una gran atención a esto, no es una declamación, lo exige el juego, y me parecería bueno que como jugadores del Seleccionado de Buenos Aires, jugadores de elite –porque son jugadores de primer nivel del país, siendo jugadores de primer nivel de Buenos Aires-, lo lleven como un estandarte. Y estén convencidos de eso. Yo incluso les pido que si alguno no está convencido de mi “exageración”, lo hable conmigo. Hay tantos fundamentos filosóficos para que así sea, que tiene que lograrlo, incluso los de mayor temperamento. Yo los puedo ayudar a saltar, a tener un mejor lineout, atener una mejor organización de scrum, a entrar más fuerte en un rock, o de una manera determinada en un maul. Lo que yo no les puedo dar es temperamento. El temperamento lo tienen, y es bueno que así sea. La garra, la cara de culo, la desesperación, la fuera, la fiereza del forward, eso lo tienen ustedes o no lo tienen, yo no se los puedo contagiar. Pero si lo tienen sepan usarlo para el juego y no para la pelea. Porque vulnera cualquier espíritu que hace al juego.